artaud / by Victor Albarracin Llanos

Hice un dibujo hace unas noches, mientras pensaba en la nueva reducción de mi visión. No voy a contarles el porqué, o no aún, porque aún me duele el orgullo y me hierve rencor en la sangre, pero el hecho es que, desde hace un par de semanas, mi visión ha empeorado y veo todo más borroso. Así que hice ese dibujo tratando de aceptar esa especie de don que trae consigo un mundo de bordes difuminados. Ahí donde he sido herido, ahí donde un filo me haya cortado, ahí donde la solidez de todo te ha hecho daño a golpes o donde la superficie áspera del suelo te ha raspado el cuerpo, Justo ahí deberíamos poner un borrón borroso, una nube vaporosa, una semidesintegración de todo que nos traiga de vuelta la suavidad, porque eso es lo borroso, la promesa visual de un universo de la tactilidad suave, algodonosa y deshaciente en la que todo se mezcla y renuncia a ser esto o aquello.

Acabo de volver de la montaña. Entré a la casa, acaricié el pelaje suavecito de la gata y decidí buscar mi horóscopo de hoy en el libro de Artaud de los Tarahumara. Me salió esto, espero que lo disfruten:

[…] no se llega a él sin haber atravesado un desgarramiento y una angustia, después de lo cual uno se siente como regresado y transportado al otro lado de las cosas y se deja de comprender el mundo que se acaba de abandonar.

Digo bien: transportado al otro lado de las cosas, y como si una fuerza terrible te hubiese concedido la gracia de verte restituido a lo que existe en el otro lado. Uno deja de sentir el cuerpo, al que acaba de abandonar y que le daba seguridad con sus límites; en cambio, se siente mucho más feliz de pertenecer a lo ilimitado que a sí mismo, pues comprende que lo que era ese sí mismo procede de la cabeza de ese algo ilimitado, el Infinito, y que uno va a verlo. Se siente uno como dentro de una ola gaseosa que desprende por todas partes un incesante chisporroteo.

Cosas salidas como de lo que era el propio bazo, el propio hígado, estallan en esa atmósfera que vacila entre el gas y el agua, pero que parece convocar las cosas y ordenarles que se reúnan.