decir adiós y al final no irse / by Victor Albarracin Llanos

Hoy, temprano en la mañana, se quebró mi última posibilidad de conseguir trabajo en Cali; luego, se quebró el trapeador mientras Elizabeth trapeaba y un poquito después se quebró una mesita auxiliar llena de materas que también se quebraron mientras las regábamos. Sufrieron bastante daño suculentas, cactus, anturios y helechos. La lámina de aglomerado de la mesa estaba tan podrida que los tornillos de las patas de hierro fueron comiéndose el mdf hasta que se soltaron y la estructura colapsó. Mañana tendré que ir a buscar materas nuevas, a ver qué logró salvar, al menos en lo que toca a la vida de mis plantas maltrechas.

Las otras varias aplicaciones que he llenado en estos últimos meses, para trabajos, residencias, becas y estudios doctorales también han empezado a responderme que no, que muchas gracias. Las respuestas han llegado claras, contundentes, porque no es no y, cuando no es no, hay que tirar a quebrar. Quedan aún un par de silencios obstinados, de los que espero más quiebras y requiebros del espíritu y de la cabeza. Todas las fichas se alinearon muy bien en este ajedrez para mostrarme el panorama de mi juego bloqueado, de la imposibilidad de triunfo. Y es que, para mí, estar buscando cómo sobrevivir en lo que caiga, a estas alturas de la vida, era ya un fracaso, incluso si hubiera logrado mi objetivo.

No money, no honey, no love. Viví aquí feliz, mirando las nubes y sintiendo la brisita de la noche en el balcón. En todas partes hay cielo, eso lo sé. Pero me enamoré de este y voy a vivir entusado, extrañando la posibilidad de deshacerme cada tarde en esas nubes naranja y rosa. No sé qué sigue, ni sé si sigue algo. Nadie es monedita de oro y, siempre lo he tenido claro, yo mucho menos.

Toda esta semana, varios horóscopos de internet me fueron diciendo que todo iba a cambiar, que todo se iba a mover, que no intentara sanar lo que no puede ser sanado y un montón de cosas por el estilo. No es que crea en horóscopos de internet, pero me siento cerca de todas esas predicciones particulares. Ahora sigue ver qué sigue, a dónde ir, qué va a pasar.

Tengo tristeza por dejar este lugar, la casa que más he querido de todas por las que he pasado. Tengo el arriendo adelantado hasta mediados de mayo. Van a ser dos meses de suspiros. Perdónenme por dar tanta lata estos días con mis emociones quebradas. Les dejo el cielo de esta tarde para que les llegue brisa.