Lo más duro de ser intocable
es que tarde o temprano te tocan
y tu piel, ajena a caricias y golpes
se ve lacerada, se rompe y sangra.
Pero solo al final
cuando quede ya muy poco
aprenderás de tus llagas
y de las que abriste
en otros.
Lo más duro de ser intocable
es que tarde o temprano te tocan
y tu piel, ajena a caricias y golpes
se ve lacerada, se rompe y sangra.
Pero solo al final
cuando quede ya muy poco
aprenderás de tus llagas
y de las que abriste
en otros.